Y esa la palabra que se me ocurre para definir la sensación de ver pasar al pelotón por el bosque de Aramberg, horas después de que pases arrastrándote.... ¡¡¡Pasan como jabalís!!! ¡¡ALUCINANTE!

Y es que uno de los platos fuertes del viaje, era poder ver la carrera profesional al día siguiente. Así que tras dormir como un oso y pegarnos un desayuno espectacular, marchamos a ver la carrera. 

La Roubaix transcurre paralela a una autovía lo cual permite ver al menos dos pasos de los ciclistas a nada que planifiques bien. Posiblemente de tiempo a verlos 3 veces, corriendo mucho. Como no teníamos experiencia, decidimos ir a lo seguro y apostar por ver dos tramos, el bosque y el Carrefour de L'Arbre.

Hay unos 70km de Lille a Aremberg así que en 50 minutillos de furgo estamos aparcados y cogiendo sitio. Hemos traído comida y cerveza y la espera se hace amena.

Y la verdad que el paso de la carrera merece la pena, primero pasaron unos escapados, y ahí bueno... pasaron rápido pero dijimos... Bueno, no impresiona tanto.

A cuatro minutos pasó el pelotón y esto si que fue BRUTAL!!!! Velocidad increíble, los tíos a 40 (por decir algo), por el medio, por el lado, derrapando, chocando unos con otros y volviendo a ir recto. Lo dicho BRUTAL. Y esto a 90km de meta!!!

Por detrás grupetes de gente, corredores literalmente reventados de cansancio...

Con el subidón, marchamos hacia el Carrefour de L'Arbre. Y aparcamos justo cuando esta pasando la caravana, que por el bosque no ha pasado. Una lastima. Cogemos un "buen" sitio a la salida de una curva, nos va el riesgo... Y esperar.

Compramos unos gofres artesanales, a una señora, que vendía tambien café en la puerta de su casa... Hacemos algunas fotos...



De aquí fuimos a cenar y tomar unas cervezas comentando la jugada y casa.

Y el resto del viaje... Maletas, aeropuertos, coches...
Y se acabo que todo, lo bueno y lo malo (por suerte), siempre se acaba!